lunes, 26 de noviembre de 2007

CINE. La Bicicleta. Dir. Sigfrid Monleón.


La bicicleta.

Ciudades a escala humana.

Una misma bicicleta que pasa por diferentes manos sirve para contar tres historias que corresponden a tres etapas en la vida de las personas: la preadolescencia, la juventud y la ancianidad. La bicicleta cumple así una función similar a la figurita de el valiente soldadito de plomo, el cuento de H. C. Andersen, pero en la película, a diferencia del cuento clásico, sus episodios no se narran de forma lineal, sino sincrónica, creando una particular ucronía. Toda la película puede verse como la historia de un solo personaje, como si uno fuera el “flash-back” o el “flash-forward” de los otros.Los personajes se mueven en bicicleta, a contracorriente. Sus sentimientos, búsquedas y desplazamientos por una ciudad caótica muestran el lado más frágil de este vehículo a pesar de sus ventajas para una ciudad más habitable. La bicicleta es una película comprometida que une a la juventud que reclama más facilidades para la bicicleta con la vejez que lucha para que el barrio siga siendo un espacio para las personas y no para la especulación. Entre medio, los preadolescentes sumergidos en la droga con la bicicleta como transporte para los viajes más terrestres. La bicicleta presenta la ciudad como un organismo vivo, en continua transformación. Ya lo adelantó Baudelaire: “La forma de una ciudad cambia más deprisa que el corazón de un mortal”.
Trama:
RAMÓN, un niño de doce años, visita un viejo taller de bicicletas para arreglar un pinchazo. Allí encuentra a un anciano llamado MARIO, antiguo ciclista amateur, y se queda fascinado por una bicicleta que éste acaba de construir con piezas de diferentes modelos.
A partir de este momento, existen varias historias paralelas que se unen en una ciudad, Valencia, mediante un elemento común, la bicicleta.

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